La Gramática de Papel y Referencia (Role and Reference Grammar o RRG) es el modelo teórico lingüístico en el que enmarco mis investigaciones. Su principal exponente y fundador es Robert D. Van Valin, Jr. Presento a continuación una muy breve descripción de sus aspectos generales. Para una mejor comprensión de esta perspectiva teórica, recomiendo la lectura de los libros Exploring the syntax-semantics interface (Robert Van Valin. 2005) y Syntax. Structure, meaning and function (Robert Van Valin y Randy LaPolla, 1997). En español, una introducción más completa puede encontrarse en el artículo «La Gramática del Papel y la Referencia: una aproximación al modelo» (publicado en la Revista Onomázein n.º 14 [Santiago de Chile], 2006) y en el libro El funcionalismo en la teoría lingüística: La Gramática del Papel y la Referencia (Madrid: Akal, 2012), de donde se ha extraído la siguiente descripción:
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La RRG es una teoría que se inscribe en la visión funcionalista de los fenómenos lingüísticos, pues define el lenguaje como un sistema de acción comunicativa de carácter social. En este marco, la RRG considera que el análisis de las funciones comunicativas de las expresiones lingüísticas cumple un papel esencial en las propuestas teóricas y en la descripción gramatical, pero difiere de otros modelos funcionales al no hacer suyo el postulado de que toda estructura gramatical puede reducirse al discurso. En cambio, propone que el lenguaje constituye un sistema en el sentido estructuralista tradicional del término.
La RRG se define a sí misma como un modelo de corte “estructural-funcionalista” (Van Valin, 1993: 1) y, en consecuencia, atiende la formalización de los aspectos sintácticos más relevantes, pero también atiende aspectos cognitivos y las funciones pragmáticas de las expresiones lingüísticas. Además, el modelo de la RRG comparte rasgos con la visión de los estudios lingüísticos cognitivos, pues considera esencial el estudio del papel que desempeña el lenguaje en procesos tales como la conceptualización y el razonamiento. Según la RRG, el análisis de las estructuras gramaticales se encuentra determinado de manera esencial por consideraciones semánticas, pragmáticas y cognitivas, y, por lo tanto, la sintaxis no es un componente autónomo. En otras palabras, desde la perspectiva de las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas que definen un sistema estructural, la RRG no solamente considera pertinentes las relaciones de coaparición y combinación sintácticas, sino también las que se establecen en términos semánticos y pragmáticos. En consecuencia, uno de los objetivos explícitos que se plantea la teoría es explicar la interacción de los niveles sintáctico, semántico y pragmático en los diferentes sistemas gramaticales existentes en las diversas lenguas. En este sentido, busca satisfacer los requisitos de una buena gramática: descripción, explicación, adecuación psicológica y tipológica.
La aproximación de la RRG al proceso de adquisición de la lengua materna no acepta la propuesta de que el sistema gramatical es arbitrario y, en consecuencia, no susceptible de ser aprendido, sino que –por el contrario– sostiene que este se encuentra relativamente motivado, tanto pragmática como semánticamente. De acuerdo con esto, se postula que existe suficiente información disponible en el entorno lingüístico del niño como para que sea posible la construcción de una gramática.
En su estructura interna, la RRG es una teoría de carácter monoestratal, es decir, no considera distintos niveles sintácticos ni reglas de derivación, pues manifiesta que no existe evidencia empírica que requiera de una manera absoluta la postulación de diferentes niveles sintácticos. Propone, por lo tanto, una sola representación sintáctica, de tal forma que el análisis parta de la estructura real, tal como se expresa en el contexto discursivo. El análisis propone tres componentes en el sistema de representación (véase la figura inferior): a) un componente de representación semántica que analiza el significado de las expresiones lingüísticas –este nivel se encuentra relacionado con un lexicón, en el que se almacenan predicados, argumentos y sus representaciones significativas correspondientes–; b) una representación de la estructura sintáctica de las oraciones basada en distinciones que se plantean como univer- salmente válidas –este nivel se vincula con un inventario que contiene el conjunto de plantillas que representan las estructuras sintácticas posibles de una lengua específica–, y c) una representación de la estructura informativa del enunciado, el cual da cuenta de la variación lingüística a partir de factores discursivo-pragmáticos. Los componentes sintáctico y semántico se relacionan por medio de un algoritmo de enlace de carácter bidireccional, en cuya formulación ejercen influencia factores relacionados con la estructura informativa.
Contribuciones sobre distintos aspectos semánticos, sintácticos y pragmáticos –sea al nivel de la cláusula simple o de las construcciones complejas– pueden encontrarse en Farrell (2005), Zeitoun y Van Valin (2007), Van Valin (2008), Kailuweit et al. (2008), Guerrero, Ibáñez y Belloro (2009), Pavey (2010), Nakamura (en prensa). Entre los estudios sobre el español dentro del modelo destacan los trabajos de París (1999), Ibáñez (2005, 2008, 2009), González-Vergara (2006a, 2009), Belloro (2004, 2007, 2009), Mora- Bustos (2006, 2009), González Orta (2008), Pino Moreno (2008), Felíu Arquiola (2008), Bogard (2009), Jiménez-Briones (2009), Montes y Rodríguez (2009), Vázquez Laslop (2009), entre otros. Una primera introducción en español sobre algunos aspectos básicos que caracterizan al modelo se encuentra en González Vergara (2006b).
La RRG se define a sí misma como un modelo de corte “estructural-funcionalista” (Van Valin, 1993: 1) y, en consecuencia, atiende la formalización de los aspectos sintácticos más relevantes, pero también atiende aspectos cognitivos y las funciones pragmáticas de las expresiones lingüísticas. Además, el modelo de la RRG comparte rasgos con la visión de los estudios lingüísticos cognitivos, pues considera esencial el estudio del papel que desempeña el lenguaje en procesos tales como la conceptualización y el razonamiento. Según la RRG, el análisis de las estructuras gramaticales se encuentra determinado de manera esencial por consideraciones semánticas, pragmáticas y cognitivas, y, por lo tanto, la sintaxis no es un componente autónomo. En otras palabras, desde la perspectiva de las relaciones paradigmáticas y sintagmáticas que definen un sistema estructural, la RRG no solamente considera pertinentes las relaciones de coaparición y combinación sintácticas, sino también las que se establecen en términos semánticos y pragmáticos. En consecuencia, uno de los objetivos explícitos que se plantea la teoría es explicar la interacción de los niveles sintáctico, semántico y pragmático en los diferentes sistemas gramaticales existentes en las diversas lenguas. En este sentido, busca satisfacer los requisitos de una buena gramática: descripción, explicación, adecuación psicológica y tipológica.
La aproximación de la RRG al proceso de adquisición de la lengua materna no acepta la propuesta de que el sistema gramatical es arbitrario y, en consecuencia, no susceptible de ser aprendido, sino que –por el contrario– sostiene que este se encuentra relativamente motivado, tanto pragmática como semánticamente. De acuerdo con esto, se postula que existe suficiente información disponible en el entorno lingüístico del niño como para que sea posible la construcción de una gramática.
En su estructura interna, la RRG es una teoría de carácter monoestratal, es decir, no considera distintos niveles sintácticos ni reglas de derivación, pues manifiesta que no existe evidencia empírica que requiera de una manera absoluta la postulación de diferentes niveles sintácticos. Propone, por lo tanto, una sola representación sintáctica, de tal forma que el análisis parta de la estructura real, tal como se expresa en el contexto discursivo. El análisis propone tres componentes en el sistema de representación (véase la figura inferior): a) un componente de representación semántica que analiza el significado de las expresiones lingüísticas –este nivel se encuentra relacionado con un lexicón, en el que se almacenan predicados, argumentos y sus representaciones significativas correspondientes–; b) una representación de la estructura sintáctica de las oraciones basada en distinciones que se plantean como univer- salmente válidas –este nivel se vincula con un inventario que contiene el conjunto de plantillas que representan las estructuras sintácticas posibles de una lengua específica–, y c) una representación de la estructura informativa del enunciado, el cual da cuenta de la variación lingüística a partir de factores discursivo-pragmáticos. Los componentes sintáctico y semántico se relacionan por medio de un algoritmo de enlace de carácter bidireccional, en cuya formulación ejercen influencia factores relacionados con la estructura informativa.
Contribuciones sobre distintos aspectos semánticos, sintácticos y pragmáticos –sea al nivel de la cláusula simple o de las construcciones complejas– pueden encontrarse en Farrell (2005), Zeitoun y Van Valin (2007), Van Valin (2008), Kailuweit et al. (2008), Guerrero, Ibáñez y Belloro (2009), Pavey (2010), Nakamura (en prensa). Entre los estudios sobre el español dentro del modelo destacan los trabajos de París (1999), Ibáñez (2005, 2008, 2009), González-Vergara (2006a, 2009), Belloro (2004, 2007, 2009), Mora- Bustos (2006, 2009), González Orta (2008), Pino Moreno (2008), Felíu Arquiola (2008), Bogard (2009), Jiménez-Briones (2009), Montes y Rodríguez (2009), Vázquez Laslop (2009), entre otros. Una primera introducción en español sobre algunos aspectos básicos que caracterizan al modelo se encuentra en González Vergara (2006b).